miércoles, 19 de enero de 2011

Reflejos diarios

  Hoy, al salir de casa me he fijado en el espejo que había en el recibidor. Lejos de pararme a mirar mi aspecto, ha venido a mi cabeza la idea de lo estilizado que está el mundo. He comenzado a pensar: "Qué complicado resultaría pasar un sólo día sin mirar mi reflejo", mientras repasaba mentalmente el desarrollo de un día normal en mi vida. 

  Al levantarme, lo primero que hago es ir al servicio, donde un espejo a media altura  aguarda a mi llegada. Incluso mientras me ducho y hasta que el vaho cubre por completo la luna, sigo viendo a esa persona que imita todos mis movimientos sin cesar. Ya vestido, y al cruzar el estrecho pasillo hacia la cocina, me vuelvo a topar con esa superficie que proyecta mi imagen; esta vez lo hace de la cabeza a los pies, y el muchacho que hay al otro lado camina a mi mismo son, sin errar en ningún movimiento, totalmente acompasado. 

  Preparo mi desayuno, el mismo de todos los días, zumo, pavo, una pieza de fruta y leche con cereales. Mientras coloco todo en la mesa, y con la televisión apagada, ésta plasma una vaga imagen de mí. 

Sigue siendo así durante todo el día, los escaparates de las tiendas, los baños públicos de la universidad, los portales de los edificios, las ventanillas de los coches... todos esos objetos tienen ese elemento que parece vital, el que nos recuerda una y otra vez nuestra apariencia, y lo crucial que ésta es de cara al resto de personas. 

Y no sé cómo será todo esto en vuestros casos, pero yo no puedo evitar pararme delante de todos esos espejos y mirar mi aspecto (incluso retocarlo si lo veo oportuno). Resulta muy difícil obviar la proyección de mi persona, el cómo me ven los demás. 

Haberme visto millones de veces, a diario y durante toda mi vida, reflejado en un espejo, ha propiciado que saque fallos de mi aspecto. Fallos que tal vez el resto de personas no lleguen a ver, defectos que pueden resultar imperceptibles para aquellos a los que aprecio. La sociedad me ha hecho como soy, y aunque no me guste, es algo con lo que he cargado durante toda mi vida.

Lo quiera o no, me he convertido en un obseso de las apariencias. No es egocentrismo, es el qué dirán, ¿y sabéis qué?, trataré de cambiarlo, intentaré que esos detalles no me afecten de sobremanera. 


En definitiva, trataré de relevar a los espejos por las personas que me quieren, que me hacen tener ganas cada día de vivir esta vida. Ellos son lo realmente importante, y por lo tanto, en los que ahora me quiero ver reflejado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario